Oficio de Schoenstatt

Módulo 1
Taller del Hacia el Padre
Retiro al que pertenece

Introducción

"Mi misión es anunciar al mundo el misterio de María" (PK)

Para el Padre Kentenich, toda su vida y su obra son un testimonio vivo de la Santísima Virgen. Como él mismo dice: es el "alma de mi alma". Ella es su vida y su fuerza, su misión y su bandera.

Queremos sumergirnos y dejarnos traspasar por el ser y la misión de nuestro Padre. Por esto ofrecemos algunos textos que pretenden ayudarnos en esta tarea. Si nos dedicamos a esto con fuerza y energía será posible que el Padre José se haga presente y vital en cada uno de sus hijos e hijas. Sugerimos leer la explicación contextual "El libro", en las páginas 10 y 11 del HP.

Oración meditada e intercambio de grupo (20 min)

1. Canto de invocación al Espíritu Santo. Pueden utilizar la propuesta que aparece en la sección Otros vídeos.

2. Dirigimos una mirada al fundador y rezamos juntos:
Querido Padre, sabemos de tu gran amor y de tu entrega por nosotros. Cada día nos regalas tu sabiduría, la hondura de tu corazón y nos envías como instrumentos de María a plasmar una patria nueva: Si Padre, aquí estoy, te abro mi corazón y me sumerjo en tu misterio.

3. Leemos en forma meditada la "Prima" del Oficio de Schoenstatt, estrofas 191-195 del Hacia el Padre. Metodología: Cada miembro del grupo reza detenidamente una estrofa. Dejar unos minutos de silencio. Cada uno puede repetir uno o dos versos (¡no estrofas!) en voz alta sin comentarlos.

191Tu Santuario en nuestro Nazareth
donde el Sol de Cristo irradia su calor.
192Con su luz clara y transparente
da forma a la historia
de la Sagrada Familia,
y, en la venturosa unión familiar,
suscita una santidad cotidiana
fuerte y silenciosa.
193Para bendición de tiempos desarraigados,
en este Nazareth,
Dios trae salvación a las familias;
allí donde los hombres se consagran a Schoenstatt,
El quiere regalar con clemencia
santidad de la vida diaria.
194Haz que Cristo
brille en nosotros con mayor claridad;
Madre, únenos en comunidad santa;
danos constante prontitud para el sacrificio,
así como nos lo exige
nuestra santa misión.
195El universo entero
con gozo glorifique al Padre,
le tribute honra y alabanza
por Cristo con María
en el Espíritu Santo,
ahora y por los siglos de los siglos.
Amén

4. Terminar con un canto de alabanza o música suave. Pueden utilizar la propuesta que se encuentra en la sección Otros videos.

5. Cada miembro cuenta en unas pocas palabras su experiencia con la oración. ¿Qué surgió en mí al rezarla?

Escuchamos las palabras del P. Kentenich (15 min)

Cada miembro del grupo lee en silencio los textos escogidos a continuación y subrayará una frase que le haya llamado la atención (5 min). A continuación, cada uno comparte muy brevemente lo que subrayó (10 min).

Señor, ¡Aquí estoy! ¡Envíame donde Tú quieras!

Quiero hacerme “todo para todos” a fin de que “como instrumento de la bienaventurada Virgen Reina excelentísima y Madre mía amantísima, gane para Cristo a todas las almas…”

Débil de salud, torpe mi actuar – consecuencia de educación y nerviosismo –, insignificante mi saber, tanto mi formación general como clásica. En resumen, carencia de las condiciones naturales más necesarias y para adquirirlas me faltan tiempo y ocasión debido al trabajo tan agobiante… ¿no es una locura aferrarse a esos planes? Y esta es la respuesta: “Entretanto parece que el buen Dios y mi Madre Celestial me han escogido de tal modo para ser instrumento suyo, que mi débil naturaleza no puede literalmente sino estremecerse”… “Heme aquí, Señor, envíame donde tú quieras”.

(Ejercicios Espirituales, 191 7)

¡Madre! ¡Se trata de tu causa!

Para mí lo esencial ha sido siempre poner cada vez más en primer plano la misión de la Santísima Virgen para la época y para la Iglesia actual, y entregar por esta misión todas las fuerzas de mi vida. ¡Tenemos una misión marcadamente mariana! (…)

María, se trata tan solo de Ti, no buscamos nada para nosotros. Te ofrecemos toda nuestra vida, aún en las más grandes dificultades, en los más grandes peligros, en los más duros golpes del destino. Todo, al fin, ha de servir a tu misión, ¡clarifica te! Tu misma debes glorificarte, glorificando a Schoenstatt. ¡Mphcev! (¡La Madre cuidará y triunfará perfectamente!).

No quisiera morir antes de que la Familia, en sus diversos miembros, vea claramente el ideal de Cristo y lo capte con toda el alma. Esta es una de mis más íntimas súplicas:

Señor Jesús, si no me consideras capaz y digno de anunciarte a tus hijos predilectos, atiende a la intercesión de tu Madre y escoge otro instrumento para ello.

Quiero ofrecerte entonces, al menos desde un segundo plano, mi salud, mi energía y mi vida por este regalo digno de Dios.

Haz que tu Familia no sea sacudida por violentas tempestades antes de que ella te conozca mejor y te ame más.

Madre, por cierto, hasta ahora Tú condujiste a tus hijos al Salvador, pero ahora, para continuar y consumar tu acción, exiges nuestra colaboración consciente y profunda en todo sentido.

No dejes a los tuyos en alta mar, hasta que ellos, a través de tus instrumentos hayan acabado en cierta medida este trabajo.

Para este fin estoy a tu disposición con todo lo que soy y tengo:

¿Quieres mi trabajo? ¡Adsum! ¡Aquí estoy!

¿Quieres que todas las fuerzas de mi espíritu lentamente se desangren? ¡Adsum! ¡Aquí estoy! ¿Quieres mi muerte? ¡Adsum! ¡Aquí estoy! Pero Tú cuida de que todos los que me has dado amen a Jesús y aprendan a vivir y a morir por Él".

(Nueva creatura en Cristo y en María, febrero 1942).

[Su filialidad y su entrega a Dios y a María nos regalan esta oración desde la prisión de Coblenza:]

“Recibe Señor, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, toda mi voluntad y todo mi corazón. Todo me lo has dado, todo te lo devuelvo sin reservas; Haz de ello lo que quieras. Solo concédeme una cosa: tu gracia, tu amor, tu fecundidad. Tu gracia, para que me doblegue gozosamente a tu voluntad y a tus deseos. Tu amor, para que me crea, me sepa y me sienta amado por Ti como la niña de tus ojos. Tu fecundidad, para que en Ti y en la Santísima Virgen sea realmente fecundo para nuestra obra común. Esta será toda mi riqueza y no deseo nada más”.

(Prisión, octubre 1941)

¡Compartimos su misión, también su destino!

Podemos escuchar las palabras que les dirigiera a las Hermanas desde Nueva Helvecia, como si nos hablara hoy a nosotros, sus hijos, su Familia:

“Estaba previsto en los designios de Dios que Uds. y yo nos perteneciésemos con una profundidad singular. En los planes de Dios nunca debo haber existido sin ustedes, ni ustedes sin mí. Desde la eternidad Dios nos pensó en una Alianza de Amor.

Si Dios lo pensó así, si no me vio nunca sin ustedes, ni a ustedes sin mí, si Él no quiere que cumpla mi misión sin ustedes – como tampoco vio a María separada de Jesús –, si Él las pensó, desde toda la eternidad, como mis colaboradoras permanentes en el cumplimiento de mi misión, (…) entonces comprenderán cuán agradecido estoy para con ustedes que han consentido con estos planes”.

(Nueva Helvecia, agosto 1947)

“En Schoenstatt absolutamente nada se gestó solo por mí. No deben tomar esto como una frase hueca sino como una profesión de fe. Es realmente algo increíble como nuestros corazones laten uno en el otro. Ya se trate del corazón de un hombre, un niño, una niña, una mujer o un obispo, es solo un mismo corazón. En el fondo muchos corazones, pero, al fin y al cabo, un solo latido (…) Cuando mencionan mi nombre, también ustedes son nombrados. Cuando pronuncio o escucho su nombre —el de ustedes- pronuncio o escucho mi nombre. Creo que es simplemente así: todo lo realizado en Schoenstatt es una obra hecha en común” (…)

(Alocución durante el almuerzo, Roma, 16.11.1965)

[Como hijos de María acompañemos al Padre Kentenich en su juramento de fidelidad:]

Esta es la bandera que yo he escogido, no la dejaré jamás, ¡se lo juro a María! y confiemos en que la respuesta de María es: Este es el instrumento que yo me he escogido, no lo dejaré jamás ¡se lo juro a Dios!

(Plática final del Retiro, setiembre 1941)

Intercambio en grupo (20 min)

Cada miembro responde con su corazón abierto a las siguientes preguntas:

  1. Considerando este momento de mi vida: ¿qué me dicen, a mí, los textos leídos?
  2. Por estos textos, Dios me habla a través del Padre: ¿cómo respondo yo a eso?

Metodología:

  • El que habla debe hacerlo con el corazón, pero cuidar el tiempo (no hablar mucho, de tal modo que todos participen). Se sugiere no hablar más de 1 minuto por persona.
  • Los miembros del grupo deberán escuchar al que habla en silencio y con respeto, sin juzgar, sin emitir comentarios, sin interpretar y sin dar o pedir explicaciones. Se trata de escuchar a mi hermano de grupo simplemente con el corazón.

Propósito (10 min)

Proponemos conquistar el Hacia el Padre como instrumento de oración y reflexión diaria, personal, matrimonial, familiar o comunitaria.

Se podrán definir otros propósitos según los deseos personales o del grupo.

Oración Final (15 min)

Para concluir este módulo del Taller, los invitamos a rezar la Oración “Vísperas” del Oficio del Schoenstatt (HP 211-215).

211El sol se encamina al reposo y nos invita
a dirigir hacia el Cenáculo la mirada.
212Allí para la Iglesia
imploraste al Espíritu Santo,
quien la liberó de las miserias de la mediocridad,
la inició en la doctrina de Cristo
y avivó en ella
el espíritu de apóstoles y de mártires.
213También así quieres actuar en nuestro Santuario
fortaleciendo la fe
de nuestros débiles ojos
para que contemplemos la vida
con la mirada de Dios
y caminemos siempre bajo la luz de cielo.
214Haz que esa luz me ilumine,
y mire con fe
cómo el amor del Padre
me acompañó en este día.
Fidelidad a la misión
sea mi agradecimiento por sus innumerables dones.
215El universo entero
con gozo glorifique al Padre,
le tribute honra y alabanza
por Cristo con María
en el Espíritu Santo,
ahora y por los siglos de los siglos.
Amén

2. Para concluir le pedimos al Padre su bendición:

"Padre, nuestro corazón en tu corazón, Nuestro pensamiento en tu pensamiento, Nuestra mano en tu mano, Tu misión nuestra misión En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Amén.

Preguntas para profundizar la reflexión

Éstas pueden ser trabajadas en reuniones posteriores a ser definidas por el grupo o en forma personal.

  1. ¿Cómo me vinculo vitalmente a María? ¿Cómo vivo mi Alianza de Amor en los diversos ámbitos de mi vida (familiar, matrimonial, laboral, en la Familia de Schoenstatt)?
  2. ¿Qué aspectos del ser del Padre, que descubrí en los textos, los tengo conquistados? ¿Puedo identificarlos en actos concretos?

Otros videos para el módulo

En esta sección se encuentran los videos sugeridos en el módulo:

  1. La versión musical de la oración al Espíritu Santo del Hacia el Padre.
  2. La canción Tu Modo del P. Cristóbal Fons, SJ.