El Sábado Santo es un día de vigilia a la espera de la Resurrección. Los discípulos de Jesús se encuentran asustados, escondidos, algunos en oración. Como dice el Evangelio, no habían comprendido todavía que Jesús tenía que morir para luego resucitar. María, la madre de Jesús, que quedó al cuidado de Juan, en cambio, seguramente mantiene su esperanza en soledad.
Es una jornada de luto, silencio y reflexión. Durante este día, la Iglesia Católica no realiza eucaristías, no toca las campanas, el Sagrario se deja abierto y vacío, el altar está despojado y no se administra ningún sacramento excepto la Unción de los enfermos y la Confesión de los pecados.
La espera del sábado santo concluye al caer la tarde, con la celebración de la Vigilia Pascual. Ella comienza con la ceremonia del fuego nuevo donde se enciende el nuevo cirio pascual y se entona el Pregón Pascual. Luego de las lecturas y antes del Evangelio se encienden las luces de la Iglesia y se vuelven a tocar las campanas para anunciar que Cristo ha resucitado.
Preguntas para posgustar
Para la oración y la meditación
¿Qué regalos me hicieron Dios y la Mater en este año que pasó?
¿Qué pude hacer de bueno?
¿Por qué cosas quiero pedir perdón?
¿Por qué cosas me siento orgulloso?
¿Cómo y en qué percibí la presencia amorosa de Dios en mi vida?
¿Qué frases / ideas / valores / actitudes tuve más presentes este año?
¿Cuáles fueron las pruebas / cruces más difíciles que sobrellevé?
La meditación de la vida
Instrucciones para una buena meditación
El siguiente es el método propuesto para realizar un ejercicio de meditación. La duración puede variar, pero se recomienda entre veinte minutos y media hora.
- Busco un lugar, un momento y una posición adecuados (sentados en forma cómoda, no “tirados”, o arrodillados).
- Me pongo en la presencia de la persona del mundo sobrenatural que en ese momento siento más cerca (Dios Padre, Jesús, el Espíritu Santo, María). Puedo dirigir la mirada a alguna imagen, tener una vela encen-dida, acompañarme con una música suave.
- Cierro los ojos y respiro en forma tranquila y profunda
- Imploro la ayuda de Dios y la presencia del Espíritu Santo.
- Medito sobre un tema determinado: un texto que leí, una imagen que tengo grabada en la cabeza, una persona con la que estoy cruzado, un acontecimiento pasado y futuro, una decisión que tengo que tomar
- ¿Qué me dice Dios? / ¿Qué me digo a mí mismo? / ¿Qué le digo a Dios?
- Es bueno escribir en un cuaderno (real o digital) el fruto de mi medita-ción. Luego uno puede volver a las meditaciones y es muy enriquece-dor.
- Agradezco a Dios con una oración final.